El centro de arte digital más grande del mundo se inauguró en una antigua base de submarinos de la Segunda Guerra Mundial en Burdeos, Francia.
Un coleccionista de arte español paga 1200 euros para que le restauren un cuadro de Murillo y acaba con un cuadro ridículo.
Los perros entrenados para olfatear COVID-19 obtienen una puntuación casi perfecta en el diagnóstico de la muestra.